lunes, 25 de octubre de 2010

Cuando la derrota es mejor que la victoria

La segunda jornada de la Liga Nacional deja resultados más que interesantes. Más aún cuando la primera dejó tan amargo sabor de boca en los majariegos. Es posible que, cuando hay que esperar tanto tiempo, el ansia pudiera haber desvirtuado la imagen en el estreno liguero de algunos equipos. O tal vez sea todo pensamiento ilusorio, o "wishful thinking" que dirían los ingleses. Hoy está todo algo más claro.

El caso es que reconozco que mi anterior post me lancé sin freno a denunciar las múltiples contradicciones que desde mi punto de vista habían dominado la semana de rugby del equipo masculino de Majadahonda. Alguna mente perspicaz pudo pensar que la ausencia de comentarios y por ende reacción a mi habitual metida de dedo en el ojo pudiera deberse a una sintomática falta de capacidad de reacción del personal. Hoy sé que no es así.

A mitad de semana, cierta inseguridad a la hora de evaluar la progresión del trabajo colectivo encontró freno en el apoyo incondicional de parte de la plantilla para, no sólo adoptar los nuevos parámetros de juego introducidos, sino reflexionar y apoyar públicamente las ideas que a costa de esfuerzo y sudor se fueron convirtiendo en ansiadas referencias para canalizar y ordenar el juego majariego. Me consta que el nivel de concentración y esfuerzo en los entrenamientos de la semana se agigantaron en un, no ya intento, sino empeño de eclipsar el borrón del debut liguero ante Cisneros.

Antes de subirse al autobús pocos creían que el partido en Jaén, que militaba el año pasado en División de Honor B, era un buen escenario para cazar valiosos puntos. Sin embargo, algo especial se produjo en el campo de Las Lagunillas. El equipo mostró su capacidad para sobreponerse a otro mal comienzo. Encajó dos o tres bofetones con entereza y siguió en pie y mirando a la cara al rival. Exorcizó cualquier fantasma de rendición y quiso adueñarse del partido y le faltó muy pero que muy poco para conseguirlo. Lo más importante: supo interpretar el partido y corregir ciertos problemas sobre la marcha, algo largamente añorado. Porque si bien pocos dudan del amor propio y el orgullo de Majadahonda, muchos más señalan como mal principal del equipo su ceguera y capacidad de reacción.

Sin duda, la victoria hubiera sido todo un subidón para los chicos de Luciano y Luis y hubiera causado un desabastecimiento en las neveras de las gasolineras de la A-4, pero a medio plazo no hubiese sido tan importante como lo será esta derrota. Porque haber jugado bien, haber dado todo en el campo, y aún así haber salido con 1 punto bonus, ha de provocar un análisis mucho más claro de lo que significa esta Liga Nacional que no se confunda en el éxtasis de la victoria inesperada.

El Grupo D está formado por 8 equipos entre los cuales hay sólo uno o dos en otro nivel. Cisneros sólo perdió su partido ante Alcalá en la última jugada del partido por un ensayo de castigo en melée. Granada y Cáceres jugaron a no defender y explotar su potencia y fuerza en delantera, algo que de lo que no andamos faltos. Y el partido Olímpico contra Industriales cumplió la pauta esperada de dominio de los que hoy se destacan como favoritos. Si hay algo que sacar en claro de todo esto es que para ganar partidos este año hay que estar a tope de concentración, plantear la batalla a 80 minutos, no bajar nunca los brazos, y seguir trabajando con confianza y entrega.

Justo lo que hizo Majadahonda la semana pasada. Si le debemos pedir algo más, es quitarse cualquier complejo de inferioridad. No hay por qué tenerlo. Tengo un sueño, todos somos iguales.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si conseguimos quedarnos con lo bueno de esta derrota será una de esas que enseñan y hacen crecer una barbaridad. De todas formas pocas veces me había jodido perder tanto un partido. Un saludo. Umbral