Del España vs Escocia a Majadahonda. Poco rugby base femenino.

Escocia, octavas en el pasado campeonato del Mundo de Londres viene a preparar el 6 naciones que le enfrentará en su primer partido a Francia, una selección en alza. La diferencia, a priori, podría decantar la balanza de posibilidades de victoria del lado de España, que por su parte prepara la defensa del Campeonato de Europa al que no suelen acudir los equipos fuertes. Nuevo cuerpo técnico en Escocia y cierta inestabilidad del lado de “las Highlands” frente a un bloque más estable del lado español confeccionado por Inés Etxeguibel. Dicha la entradilla, aprovecho para desarrollar una reflexión sobre el abandono de esfuerzos en el rugby base, y la influencia que esto pueda tener en el futuro para las selecciones que no lo trabajen.

España tiene 129 jugadoras sub 16, 354 hasta sub 20, y 707 licencias seniors. Escocia, con un número de clubes parecido al de España, tiene 324 jugadoras sub 16, 1297 sub 20, y 642 seniors. Son resultados muy parecidos, aunque ya se observa un esfuerzo por parte de las escocesas en un punto clave; la edad intermedia. Si quizás Escocia por su cultura deportiva no es una comparación idónea, y tampoco lo sería compararse con otros países que ya han despegado y están a años luz como es el caso de Francia (11854 licencias femeninas), sí lo puede ser Italia, equipo inferior hoy por hoy, pero que lo será por poco tiempo con sus 3240 licencias sub 16.

De todos estos datos se sacan algunas conclusiones. Primero y objetivo es el tremendo abandono del deporte por parte de las jugadoras en categoría femenina en todos los países en la edad adolescente. Barrera biológica y cultural que no es fácil de atacar. Ahora bien, la diferencia con respecto a otras federaciones estriba en que algunos países como son Italia o Francia se han puesto las pilas ofreciendo ligas base, ligas de desarrollo, ligas de rugby gradual a 7-12-13 jugadoras que motiven y suavicen esta pérdida de potencial y esfuerzo que se hace. En España estas iniciativas no existen aún.

Más allá de vuelos internacionales, Majadahonda arroja también algunos datos de análisis. Tenemos pocas licencias sub 16 comparadas con el despegue del resto de los clubes, en total 7 (3 alevines, 2 benjamines, 1 prebenjamín, 1 jabata). En infantiles y cadetes (zona de abandono) carecemos de ninguna jugadora. No obstante, en senior las cosas van un poco mejor; 5 licencias sub 20, y cerca de 30 licencias senior nos permiten ser un equipo solvente en la competición española, con el intento incansable de sacar un segundo equipo sin competición.

La batalla está servida, pero no conviene mezclar churras con merinas como ha pasado ya en la FRM. Hay tres deberes a perseguir; paralelos pero diferentes:

- El primero es el desarrollo de nuestras jugadoras más competitivas; que se está haciendo y bien, sobre todo a nivel de selecciones.

- El segundo es el desarrollo formativo y promocional de jugadoras mayores de 18; Es necesaria una plataforma de rugby gradual que impulse la creación y la participación de equipos nuevos con ligas que no necesariamente tienen que tener 15 jugadoras, ni límite alguno en edad. Sistema de competición al que no hay que tener miedo. El miedo a dejarla abierta por el efecto de que algunos equipos pudieran renunciar a la primera liga, lo que mermaría número de equipos en pro de una segunda competición, fue lo que produjo la respuesta negativa a la propuesta majariega de principio de año. Y en parte, estoy de acuerdo con el efecto a corto plazo que tendría, pero de hacerlo bien, crearía una estructura de despegue para los clubes que quisieran intentarlo. Algo que a largo plazo generaría un incremento de licencias.

- El tercer plano es el impulso de un rugby gradual adaptado para ligas sub 18; (7-12-13), donde vamos ya, muy, pero que muy tarde.

En Madrid se han confundido estas dos últimas proponiendo una liga senior con limitación de edad que no ha terminado de salir. Esto supone un freno a cualquier estructura de equipos B que se buscan la vida para tener partidos amistosos (Cisneros y Crm). A su vez, esta situación, genera una liga extraña donde algún equipo llega con tremendas dificultades a ser 15, disputándose partidos surrealistas y forzados, que alteran el ritmo competitivo del resto.

Más allá de esta reflexión donde se sitúan nuevos campos de batalla para el desarrollo del rugby femenino, el Lunes 3 estaremos animando y viendo el buen estado de forma de nuestra selección producto de un trabajo estable a nivel de selección, una División de Honor donde la competición ha favorecido el estado de forma de las jugadoras, y un proceso de tecnificación y experiencia internacional en el ámbito del rugby 7 que está generando jugadoras de rugby de mucho nivel. El éxito del medio plazo está garantizado, pensemos en el futuro.